Una Vida Ejemplar

"Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios" (Daniel 6:5).

Hace algunos años, el gobierno comunista de China mandó un escritor escribir una biografía del misionero Hudson Taylor con el objetivo de torcer los hechos y provocar descrédito en su trabajo. Mientras el autor hacía su pesquisa, se quedó bastante impresionado con el carácter santo y la vida dedicada de Taylor, concluyendo que su tarea sería demasiadamente difícil de ejecutar. Mismo sabiendo que estaría arriesgando su vida, colocó de lado su trabajo, abandonó el ateísmo y recibió el Señor Jesus como su Salvador personal.

Nuestro ejemplo, queramos o no, influencia a muchos que están a nuestro rededor. Nuestro testimonio podrá llevarlos a la eternidad con Dios o sin Él. Somos luz para el mundo y esa luz no puede, de manera alguna, permanecer apagada. Nuestra vida es un sermón constante y nuestros amigos la oirán siempre que si encuentren con nosotros.

Cuando Cristo es lo principal tema de nuestro vivir diario, las tiniebla se disipan, los escarnecedores se colocan a lo margen, los indiferentes son motivados, el sol de las bendiciones de Dios brilla con más intensidad. Es grande nuestra responsabilidad y necesitamos estar bien conscientes de eso.

Sería muy bueno si, a ejemplo de Daniel, nadie pudiese encontrar cosa alguna de que acusarnos sino el hecho de vivir para adorar y glorificar el nombre de Cristo. Los acusantes serían avergonzados, el mundo sería avergonzado, el demonio sería avergonzado, el nombre de Jesus sería exaltado, los cielos estarían en fiesta y la felicidad sería total en nuestras vidas.

Si alguien buscase motivos en su vida para desmoralizarla, ¿qué encontraría? Mucha cosa equivocada o ¿apenas el reconocimiento de qué usted realmente tiene una vida ejemplar?

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